El hombre debe de hacer diariamente dos cosas que le desagraden para fortalecer su disciplina.
Provervio Chino
Yo las hago: una, acostarme. Otra, levantarme.
Yo las hago, las dos, pero fue Willians Somerset Mauhgan quién respondió así a la pregunta de qué dos cosas desagradables hacía él que le hizo un periodista en una entrevista a propósito de la mención del provervio chino en uno de sus libros.
“Una rosa soñaba día y noche con la compañía de las abejas, pero ninguna venía a posarse en sus pétalos.
La flor, sin embargo, continuaba soñando. Durante sus largas noches imaginaba un cielo donde volaban muchas abejas
que venían a besarla cariñosamente. Así conseguía resistir hasta el día siguiente, cuando volvía a abrirse con la luz del sol.
Cierta noche, conociendo la soledad de la rosa, la luna preguntó:
- ¿Tú no estás cansada de esperar?
- Quizás. Pero tengo que seguir luchando
-¿Por qué?
- Porque si no me abro, me marchitaré.”
"En los momentos en que la soledad parece destruir toda la belleza, la única manera de resistir es continuar abiertos”
Paulo Coelho.
Protegedme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños.
Uno crece cuando no hay vacío de esperanza,
ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.
Uno crece cuando acepta la realidad
y tiene aplomo de vivirla.
Cuando acepta su destino, pero tiene la
voluntad de trabajar para cambiarlo.
Uno crece asimilando lo que deja por detrás,
construyendo lo que tiene por delante y
proyectando lo que puede ser el porvenir.
Crece cuando supera, se valora, y sabe dar frutos.
Uno crece cuando abre camino dejando
huellas, asimila experiencias... ¡Y siembra raíces!
Uno crece cuando se impone metas,
sin importarle comentarios negativos, ni prejuicios,
cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes,
cuando cumple con su labor.
Uno crece cuando se es fuerte por carácter,
sostenido por formación, sensible por temperamento...
¡Y humano por nacimiento! ...
Uno crece cuando enfrenta el invierno
aunque pierda las hojas.
Recoge flores aunque tengan espinas y
marca camino aunque se levante el polvo.
Uno crece cuando se es capaz de afianzarse
con residuos de ilusiones,
capaz de perfumarse con residuos de flores...
¡Y de encenderse con residuos de amor...!
Uno crece ayudando a sus semejantes,
conociéndose a sí mismo y dándole a la vida más de lo que recibe.
Uno crece cuando se planta para no retroceder...
Cuando se defiende como águila para no dejar de volar...
cuando se clava como ancla y se ilumina como estrella.
Entonces...entonces es, cuando uno crece.
Un hombre que trabajaba en una industria cárnica, un día cuando había acabado su horario de trabajo, fue a uno de las cámaras frigoríficas para ver que estaba toda la carne del día guardada. Cuándo estaba dentro se cerró la puerta con el seguro y quedó atrapado dentro del refrigerador. Golpeó fuertemente la puerta y gritó, con la esperanza de que alguien lo oyera, pero la mayoría de los trabajadores ya se habían ido a sus casas y los que quedaban, debido al grosor que tenía la puerta, no pudieron escucharlo.
Cuando llevaba más de cinco horas en el congelador, tiritando de frío y al borde de la muerte, de repente se abrió la puerta y apareció el guardia de seguridad, que entró y lo rescató. Después de que el hombre se recuperara, fue a buscar al guarda y le preguntó qué cómo se le ocurrió abrir la puerta de la cámara frigorífica, si no era parte de su trabajo diario. A lo que le explicó:
- Llevo trabajando en ésta fábrica más de 5 años; y durante ese tiempo muchos trabajadores entra y salen cada día, pero el único que me saluda por la mañana cuando yo he acabado mi turno y se despide de mí cuando vuelvo por la tarde eres tu. Esa mañana escuché tus – “buenos días”, pero por la tarde no escuché tu – “hasta mañana”. Sabiendo que todavía no te habías despedido de mí, pensé que debías estar en algún lugar del edificio, por lo que te busqué y busqué hasta que te encontré…
Protegedme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños.
Investiga la validez de mis enseñanzas como examinarías la pureza del oro, raspándolo contra una piedra, martillándolo, derritiéndolo.
No aceptes mis palabras solo por respeto hacia mí. Acéptalas solo cuando veas que son verdad.
Buda
«La enfermedad europea es su obsesión con la identidad.»
El 14 de Octubre de 1998, en un vuelo trasatlántico de la línea aérea British Airways tuvo lugar el siguiente suceso:
A una dama la sentaron en el avión al lado de un hombre de raza negra.
La mujer pidió a la azafata que la cambiara de sitio, porque no podía sentarse al lado de una persona tan desagradable. La azafata argumentó que el vuelo estaba muy lleno, pero que iría a revisar a primera clase a ver por si acaso podría encontrar algún lugar libre.
Todos los demás pasajeros observaron la escena con disgusto, no sólo por el hecho en si, sino por la posibilidad de que hubiera un sitio para la mujer en primera clase.
La señora se sentía feliz y hasta triunfadora porque la iban a quitar de ese sitio y ya no estaría cerca de aquella persona.
Minutos más tarde regresó la azafata y le informó a la señora :
"Discúlpeme señora, efectivamente todo el vuelo esta lleno ... pero afortunadamente encontré un lugar vacío en primera clase".
Sin embargo, para poder hacer este tipo de cambios le tuve que pedir autorización al capitán.
Él me indico que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable.
"La señora con cara de triunfo, intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se voltea y le dice al hombre de raza negra:"
¿Señor, sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?
"Todos los pasajeros del avión se pararon y ovacionaron la acción de la azafata.
Ese año, la azafata y el capitán fueron premiados y gracias a esa actitud, la empresa British Airways se dio cuenta que no le había dado demasiada importancia a la capacitación de su personal en el área de atención al cliente, la empresa hizo cambios de inmediato; desde ese momento en todas las oficinas de British Airways se lee el siguiente mensaje:
Antes que nada, dar las gracias a todas las personas que entre esta página y la anterior han puesto un "Me gusta" o han hecho un comentario desde Facebook.
Se agradece.
Protegedme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños.
Acabo de descubrir este precioso hilo, Sol. Con tu permiso, iré poniendo algunas cosita.
PENSAR EN EL VECINO
El padre del pintor sevillano Javier de Winthuyssen, cuando tenía que pintar la fachada de su casa, que en Andalucía es costumbre pintarla para la primavera, mandaba al pintor a casa del vecino de enfrente a preguntarle de qué color quería que la pintara. Decía el viejecito encantador:
"Él es quien ha de verla y disfrutarla; es natural que yo la pinte a su gusto".