Para cuatro días de jarana que se presentan no los iba a desaprovechar, sin planear nada han sido cuatro días muy bien disfrutados.
Un día de ruta turística por el pueblo, restaurante, cafetería, heladería, bar de tapas y Pup.
Al día siguiente de playa, un rato de pesca relaja mucho y vamos poniendo la piel a tono que está muy blanca y encandila.
El tercer día fue de cruces, este año han estado muy bien, de cualquier forma el rebujito nos ponen contentos y bailamos por bulerías.
El cuarto día es el de resaca, nada mejor que ir al cortijo a comer y darle un buen tirón al barril de cerveza. Por la barriga cervecera no hay problema, durante los cuatro días las corridas no han faltado.
Lo bueno dura poco y hay que buscarlo. Lo malo viene solo. La vida son dos días y hay que disfrutarlos.
Saludos.

Las cosas buenas tardan en llegar... por eso yo siempre llego tarde.