Os estaba leyendo lo que habéis dicho sobre el tiempo y sin darme cuenta he pensado lo que es para mí. En realidad no es nada, un conjunto de momentos, que al fin y al cabo es lo que queda en la memoria con el transcurso de los años. Sensaciones que a modo de negativos de fotografías pasan por tu mente haciéndote sentir de nuevo los días que quedaron atrás. El tiempo, el espacio, la relatividad. Claro, es que todo es relativo.
A veces nos empeñamos en ocupar el tiempo, no somos capaces de quedarnos estáticos dejando que tranquilamente pase por nuestros cuerpos e intentar tocar los instantes que no se ven. Porque eso que no vemos, eso que intentamos tapar con actividades para que no nos aplaste, no volverá. Y será después, cuando nuestros cuerpos viejos, o enfermos, decrépitos, añoren esos momentos que no nos dimos cuenta de que pasaban sin avisar.
A mí me gusta paladear el tiempo, me gusta darme cuenta de que transcurre, a veces intento anclarme en momentos que se me escapan y por eso, quizá, me gusta la noche, porque es el momento propicio para, aislada del trasiego diario, encontrarme con él cara a cara; a veces le digo: quieto ahí, detente, pero no me hace caso. Y vuelve a amanecer.
Os deseo dulces sueños. Y buen descanso.

