Momentáneamente me volví espuma de mar,
mientras las olas iban y venían,
mis sueños colapsaron en un vaivén estúpido y descolorido.
Me hice pregunta para no tener que ser yo,
mi propia respuesta a esta ideología,
y pasaron minutos que se asociaron con la eternidad,
y crucé puertos que se amistaron con océanos completos.
Y entonces fui todo lo que nunca había sido,
o sin darme cuenta descubrí lo que siempre fui,
lo que estaba y que ahora sentía con mas intensidad .
Los acordes de esta música en los oídos,
ya no eran melodías vetustas que se peleaban por actuar;
fui canción y ahora soy concierto ensimismado y callado,
aunque hubiera querido gritar eran tantas las palabras
que se atropellaban, que no logre apagar el mutismo.
La vida se eclipso con la muerte, y lo comprendí todo;
el estancamiento egoísta produce la natural deserción del estar.
Y me deje fluir con la necesidad, pero ya no necesitaba,
y me deje ahogar por la verdad que antes dijo que fui mentira,
y me deje traicionar por la emoción del momento,
pero yo ya no era momento.
Y me envolví en la lluvia de mi propio cuerpo,
aún cuando deseaba dejarlo, ser sicario de la masa sobre la arena.
Sin embargo me convertí en misionero benevolente de mi misma,
y en un abrazo intoxique las células muertas,
recogí el cabello caído por el tiempo monótono.
Y me ame nuevamente, aunque no sabía como se sentía;
había tanto por dar, había tanto por robar, por descubrir
había tantos a quien amar.
Sin embargo el vaivén seguía ahí,
me robó mi muerte y se la llevó lejos de mi
quise ir en busca de ella decirle que era mía,
pero esta vez no tenía pasaje reservado entre sus pliegues.
Volteé la vista, y vi a las multitudes siendo sus propios asesinos,
una y otra vez, otra vez y una vez, otra y una, vez y veces;
y ya no quería eso para mi, me estremecí y convulsioné.
Las lagrimas de mar mojaban mis pies...