Los caníbales de Papúa
Buscando un mapa..encontré esto..
Me recuerda a la pelicula que tanta polemica tuvo en los años 80 y que en algunos paises fue censurada...holocausto canibal.
En 1995 una expedición española compuesta por el alpinista César Pérez de Tudela y el profesor Vicente Martínez Márquez, especialista en tribus indígenas, encontraron en Irian Jaya, la Papúa indonesia (Nueva Guinea), caníbales que vivían en los árboles, sin contacto alguno con la civilización.
Primero contactaron con unos indígenas semicivilizados, antiguos salvajes que decidieron abandonar la vida nómada de cazadores y sus costumbres antropófagas y asentarse en un campamento estable. Mientras la expedición cenaba en el campamento, se acercó un individuo llamado Fader. A través de los traductores pudieron conversar con él. Confesó que había pertenecido a un pueblo caníbal, pero que decidió abandonarlo y asumir el liderazgo del poblado de la explanada que unos misioneros le encomendaron antes de irse.
Gracias a este curioso personaje, Pérez de Tudela y Vicente Martínez descubrieron las espeluznantes costumbres de su antigua tribu.
Cortaban la cabeza de los enemigos para que el jefe del clan se comiera el cerebro del fallecido. El resto de la tribu, incluidos mujeres y niños, se dividían el cuerpo y lo cocinaban al fuego de la hoguera. Frecuentemente los hombres dormían sobre las calaveras de sus enemigos.
Las mujeres asesinaban a su primer hijo y lo aplastaban contra una roca. Después, le daban el cadáver a los cerdos para que no quedara ningún resto que pudiera acercar a los espíritus malignos y traer desgracias al pueblo. Durante un año, estas mujeres amamantaban con sus pechos un lechón para demostrar que era buenas madres. Sólo entonces la tribu le permitía tener su segundo hijo y poder criarlo.
Al día siguiente Fader los llevó, junto a cuatro porteadores, a su antiguo poblado. La única arma de defensa que tenían era una antigua pistola de bengalas. Antes de que se produjera el encuentro con los caníbales, oyeron los alaridos de algunos de ellos, que los seguían sin ser vistos. Vivían en casas de madera construidas en las copas de los árboles que les permitían avistar rápidamente a los intrusos.
El jefe y la mayoría de los hombres del poblado estaban de cacería. Aunque consiguieron ganarse la confianza de las mujeres y los niños al llevarles regalos, según informó Fader, pronto regresarían los cazadores y no era conveniente permanecer allí.
Cuando Fader les transmitió la pregunta, formulada por Vicente Martínez, sobre si eran los primeros blancos que veían, contestaron que ya vieron antes un hombre blanco al que mataron y se comieron. Fader llegó a la conclusión de que era un misionero canadiense desaparecido algunos meses antes.
El motivo de su muerte fue que les hablaba muy fuerte en una lengua distinta y que no comprendían cuáles eran sus propósitos. Le dispararon numerosas flechas en el pecho y le cortaron la cabeza. Les enseñaron medio cráneo y algunas ropas del misionero.
Comprendieron, después de hacer numerosas fotografías, que debían marcharse cuanto antes porque el resto de los guerreros y el jefe estaban a punto de llegar. Antes de retirarse, para atemorizar a la tribu, Pérez de Tudela y Vicente Martínez lanzaron una bengala iluminada como espíritus que decían ser. Aprovechando la sorpresa de los salvajes emprendieron la huida. Sólo varias horas después se sintieron fuera de peligro.
De esta manera describe Vicente Martínez a esta impresionante tribu caníbal:
Nuestros indígenas no tenían conciencia de culpa de lo que estaban haciendo. ¿Por qué la habían de tener? Su vida transcurría así desde mucho antes que Homero escribiera sus poemas. Aún no conocen la piedra, ni el metal, ni la rueda. Todavía el neolítico les queda muy lejos aunque a unos cuantos kilómetros, empresas multinacionales descubrieran en su territorio fabulosos yacimientos de oro, uranio y petróleo. En su imaginación no existen cosas tan increíbles. ¿Descubrirán ellos el siglo XXI antes que la Edad de Piedra?