Sí, sí que tengo manías, o por mejor decir, rituales. Porque la palabra manía suele vincularse con una desviación obsesiva, aunque no lo es según que acepción.
El ritual más corriente y repetido es cuando tomo café. Al servirme el azúcar siempre rasgo sólo un orificio del sobrecito que la contiene, permitiendo así que el pequeño orificio sirva de dosificador de la cantidad de ella que cae en el café, desechando el resto. Lo curioso es que, el orificio, en lugar de practicarlo en una esquinita del sobre, lo hago en el centro con cierta habilidad. Después de verter el azúcar suficiente en la taza, deposito el sobrecito en el mismo sitio del plato junto a la taza; de tal manera que a simple vista pudiera pensarse que está aún entero sin usar. En numerosas ocasiones, el camarero intenta recuperar el sobre para nuevo uso y se sorprende cuando ve que el resto de azúcar contenido en el sobre se derrama descuidadamente. Los camareros afectados suelen poner una graciosa cara de poker.
Respecto del café y de la manera de servirlo también tengo otros rituales, por ejemplo el tipo de taza. Porque no me gusta tomar el café en vaso, y mucho menos esos vasos enormes que suelen servir para el desayuno, me refiero a esos vasos que colocan tumbados en la cafetera expres. De tal manera necesito asegurarme que me pondrán el café en taza mediana, y así suelo advertirlo, o en taza pequeña si lo tomo solo o cortado. No tomo café justo tras la comida, sino que me apetece tras hacer la digestión. Y jamás lo tomo con hielo. Otro aspecto que no me gusta es cuando sirven la taza tan llena que se desborda al introducir la cucharilla, o cuando lo sirven de modo descuidado manchando el plato y el exterior de la taza, y si ésta tiene manchada el asa pido directamente que me pongan otro; aunque tenga que pagarlo. El café tiene que estar calentito, pero no hirviendo, hay que degustarlo, no engullirlo. En fin… Qué quieren que les diga de un café.
Tengo otros rituales, todo se andará...
ginger escribió:../.. darle media vuelta a la almohada cada vez que me acuesto;
Sí que es curiosa esta coincidencia, ¿Verdad que está más mullida tras ese gesto?
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