ESTEVE VILANOVA –
El 7 de julio de 1931 el Banco de Cataluña fallido. Un enfrentamiento con el socialista Indalecio Prieto provocó que éste, como represalia, ordenara la retirada de los depósitos que tenía la Campsa y, por falta de liquidez, en provocó la quiebra. La historia está llena de quiebras bancarias por culpa de pánicos fundados y de infundados, por lo que es un sector en el que se tiene que medir mucho cualquier acción o rumor por la trascendencia que puede llegar a tener. Aquí se puede aplicar perfectamente la teoría del efecto mariposa, porque se trata de un sector en el que la confianza es el intangible más preciado.
Es por eso que hace más grave todo lo que ha descubierto el diario ARA sobre la actuación del rey y del gobierno de Mariano Rajoy para provocar la fuga de empresas de Cataluña, como un acto más de la guerra sucia contra los intereses y la economía catalanes. Utilizar el vaciado en un solo día de las cuentas de empresas estatales como Renfe, Adif, Puertos del Estado, RTVE, que tenían en el Banco de Sabadell y CaixaBank, para obligarlos a sacar sus sedes de Cataluña, es un acto de una irresponsabilidad colosal. Hay que recordar que CaixaBank tiene el 50% de la cuota de mercado en Cataluña y el Sabadell el 25%, y las cloacas del Estado pusieron en peligro estas dos entidades. El peligro no era en el proceso, era en la guerra sucia del Estado español.
La tertuliana españolista Astrid Barrio, que es profesora de ciencia política de la Universidad de Valencia, con una ubicuidad que hace difícil imaginar cómo puede compaginar eficientemente sus obligaciones docentes y la de tertuliana a todas horas, hizo un tuit que más o menos nos decía que nos habíamos pensado, que el Estado no actuaría? Y encuentra alucinante el nivel de infantilismo de los independentistas. Pues no, personalmente nunca pensé que utilizarían las cloacas para intentar hundirnos la sanidad ni la economía; de hecho, tampoco nunca hubiera creído que se ejercería esta violencia tan gratuita el día 1-O, ni que el rey fuera como es, ni que todos los poderes de la justicia actuarían como actúan. Y hemos descubierto que el poso de franquismo todavía es muy vivo.
Pero la actuación de esta operación de estado en la guerra económica podría tener implicaciones jurídicas para que estas entidades tienen accionistas internacionales y accionistas corporativos y accionistas minoritarios, y su irresponsabilidad tuvo afectaciones en la cotización de sus acciones provocándoles pérdidas. Por hechos como estos, en muchos países serios, los responsables de alterar artificialmente el precio de las acciones deben afrontar causas penales. No es cosa para coger de broma si queremos tener la calificación internacional de una economía nacional seria y de confianza. Imaginemos que este movimiento de traspaso de dinero se hubiera hecho público: la posibilidad de entrar en pánico bancario era muy elevada, y el destrozo económico en Cataluña y España habría sido importantísima. Se puede ser más irresponsable?
Y en un futuro, los catalanes qué podemos esperar de esta España que desde el rey hasta el gobierno hacen proselitismo activo y presionan para que las empresas importantes marchen de Cataluña? Y que desde las cloacas del Estado intenta hundir la sanidad catalana? ¿Qué atractivo puede tener para nosotros estar en esta España cada vez más reaccionaria y catalanofóbico? Alguien piensa que estos comportamientos de violencia verbal, que a menudo intenta humillarnos como pueblo, no dejarán poso en la sociedad catalana durante muchos años? Debemos aceptar estoicamente boicots económicos desde los altos poderes del Estado, por el solo hecho de ser empresas catalanas?
Lo más triste de todo es que esta operación de estado que destapa el ARA y que algunos intuíamos, tampoco provocará ninguna reacción, y eso nos demuestra que España es una democracia deficiente. Todos sus poderes actúan unidos y coordinados y sin ningún contrapoder para poderlos controlar. Ya en 1907 Unamuno escribía una carta a Azorín en la que le decía: " Merecemos perder Cataluña." Pues, no paran de hacer méritos.
